miércoles, 13 de mayo de 2015

EL SINDROME DE PETER PAN!!

En los años 80, el psicólogo Dan Kiley observó que algunos de sus pacientes se negaban a aceptar las responsabilidades implícitas a la edad adulta agrupando los comportamientos que éstos presentaban bajo el nombre de ‘Síndrome de Peter Pan’.
Desde entonces, el síndrome de Peter Pan es definido como el conjunto de características que sufre una persona que no sabe o no quiere aceptar las obligaciones propias de la edad adulta, no pudiendo desarrollar los roles (padre, pareja, etcétera) que se esperan según su ciclo vital o circunstancias personales.
El síndrome de Peter Pan es más frecuente en varones y habitualmente se asocia a problemas para proporcionar seguridad a otra persona, ya que ellos mismos son los que necesitan sentirse protegidos por otros. Este hecho les incapacita en gran medida, ya que lastra su desarrollo personal y dificulta sus relaciones sociales, asociándose con intensos sentimientos de soledad y sensación de dependencia. 
Concepto: Los hombres ‘Peter Pan’ son aquellos que se han quedado anclados en su infancia, tienen miedo a crecer y aceptar los roles que le corresponden por su edad, lo que lastra su desarrollo personal y dificulta sus relaciones.

Diagnóstico y perfil de paciente con el síndrome de Peter Pan

El síndrome de Peter Pan carece de entidad diagnóstica en los principales manuales diagnósticos, sin embargo, este hecho no quiere decir que no exista y que no tenga implicaciones clínicas. Por ello, aunque sin hablar de criterios diagnósticos, si podemos hablar de una serie de comportamientos que, en caso de presentarse, sugieren la existencia de este síndrome:
  • Intenso deseo y necesidad de ser cuidado por otras personas que él considera “más fuertes”.
  • Incapacidad de comprometerse y de cumplir promesas.
  • Incapacidad para asumir sus propias responsabilidades. Prefiere que lo hagan otros. Por eso, busca a otra persona que asuma el papel de su “padre”/”madre”.
  • Quejas y críticas constantes acompañadas a su vez por la incapacidad de proporcionar afecto a otras personas.
  • Tendencia al egoísmo; siente que todo debe girar en torno a él y se ofende cuando esto no ocurre.
  • Dependencia especialmente emocional, aunque también es frecuente que exista dependencia económica.
  • Su comportamiento es negativista o rebelde.
  • Falta de empatía: este hecho le dificulta las relaciones sociales y le puede llevar a aislarse socialmente, lo que contrasta con un elevado miedo a quedarse solos.
  • Baja autoestima lo que les produce una bajísima tolerancia a la frustración.
  • Rasgos de personalidad narcisistas.
  • Suelen sentirse insatisfechos con sus logros, pero no hacen nada para mejorar su situación.
  • Verbalizan no querer envejecer, pudiendo idealizar su juventud.
  • Tratamiento del síndrome de Peter Pan
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Tratamiento del síndrome de Peter Pan

Del mismo modo que no podemos volar como hace Peter Pan, tampoco podemos vivir sin asumir responsabilidades. Asumir este hecho es el primer paso para el comienzo de la terapia. Posteriormente, la persona deberá aprender a hacer frente a sus responsabilidades cotidianas y a vivir como una adulto. Para ello, será necesario aprender estrategias que deberían haber sido entrenadas previamente a lo largo de su vida, como es el caso del proceso de toma de decisiones y resolución de problemas.

A su vez, será necesario enseñar al paciente a manejar sus pensamientos, haciéndole cambiar su forma de interpretar la realidad, especialmente en lo que concierne a sí mismo, ya que en muchos de los casos este tipo de pacientes se consideran “víctimas de la situación”, recreándose en sus emociones en lugar de resolver las cuestiones que le causan malestar. Así por ejemplo, ante verbalizaciones del tipo “Me siento fatal porque tengo que encontrar un piso nuevo; no puedo con la situación; qué nervioso e intranquilo estoy, no quiero hacerlo solo”, etcétera, la persona deberá aprender a sustituirlas por un autodiálogo más resolutivo, como, por ejemplo: “a pesar de que sienta cierta incertidumbre por tener que encontrar un piso nuevo, voy a comenzar a valorar las alternativas que tengo y hoy mismo comenzaré a visitar algunos”.
Este tipo de entrenamiento, ayudará al paciente a asumir que él es responsable de sus propias emociones, aumentando su tolerancia a la frustración e incrementando su nivel de autoestima de forma progresiva.

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